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Saltillo: Oiga usted: La sordera es un desafío silencioso que impacta la vida cotidiana

El 27 por ciento de las personas de 40 años que acuden al servicio de consulta externa en el Seguro Social, ya cuenta con algún grado de sordera. FOTO: VANGUARDIA

Puede limitar el desarrollo de lenguaje y, por lo tanto, el desempeño educativo, laboral y social.

En cualquier etapa de la vida, la pérdida auditiva se erige como un desafío que puede transformar la realidad de quienes la experimentan. Sin embargo, dentro de este espectro, la hipoacusia súbita emerge como una condición particularmente impactante, al irrumpir de manera inesperada y transformar drásticamente la rutina diaria de quienes la sufren; los ciudadanos de Saltillo no están excentos.

La hipoacusia súbita, detectada en algunos casos de forma inmediata, provoca una disminución rápida y significativa en la audición en menos de 72 horas, reduciendo en más de 30 decibelios la capacidad de oír. Este fenómeno afecta comúnmente a un solo oído, evolucionando en algunos casos hacia una hipoacusia profunda, donde la incapacidad para percibir cualquier sonido se vuelve permanente.

A nivel global, la sordera profunda se erige como la discapacidad auditiva más común, según la Secretaría de Salud, teniendo la pérdida auditiva neurosensorial profunda un impacto considerable en el desarrollo del lenguaje y, por ende, en el rendimiento educativo, laboral y social. Dentro de este grupo se encuentran aquellos que experimentan la sordera súbita, una condición que a menudo pasa desapercibida ya que la persona afectada podría interpretar la disminución auditiva como un simple bloqueo pasajero.

La hipoacusia súbita, además de la pérdida auditiva, se manifiesta con síntomas adicionales como mareos, vértigo y zumbidos molestos que pueden resultar incapacitantes. En algunos casos, se ha observado que las personas experimentan un fuerte sonido justo antes de perder la audición, mientras que en otros, la detección de este daño ocurre al despertar o en un periodo de menos de tres días. Este deterioro, que puede ser leve, moderado o profundo, afecta la capacidad de la cóclea para procesar los sonidos.

“La hipoacusia súbita afecta la cóclea o el nervio auditivo, indicando un mal funcionamiento en los órganos sensoriales del oído interno y provocando una pérdida inexplicable y rápida de la audición”, explica la doctora Jimena Atuán Rodas, audióloga. “Es crucial buscar atención médica especializada de manera temprana, ya que esto brinda al paciente una mayor oportunidad de recibir tratamientos personalizados”.

Entre las soluciones más efectivas para recuperar la capacidad auditiva en casos de daños profundos en el oído se encuentran los implantes cocleares, implantes de conducción ósea, y tecnologías innovadoras no implantables que mejoran la calidad de vida de los pacientes a través de la audición.

A pesar de la variedad de causas reconocibles de la hipoacusia repentina, la falta de conocimiento sobre este trastorno puede llevar a quienes lo padecen a creer que se trata de una condición temporal. La hipoacusia, sin embargo, constituye un daño auditivo permanente que, de no tratarse adecuadamente, puede empeorar con el tiempo. Por ello, es imperativo acudir a un especialista ante los primeros síntomas, ya que solo los profesionales en salud auditiva pueden proporcionar un diagnóstico oportuno y las mejores soluciones para cada paciente.

¿LO SABÍA?

El uso de audífonos de manera constante está relacionado con la pérdida prematura de audición hasta 30 años antes de lo normal, advirtió un especialista del IMSS.

Indicó que el 27 por ciento de las personas de 40 años que acuden al servicio de consulta externa en el Seguro Social, ya presentan algún grado de sordera relacionada a la exposición al ruido constante, los altos niveles de música, así como el uso de audífonos.

El especialista detalló que el volumen alto en antros, cine, televisión y uso excesivo de audífonos en personas de entre los 15 y 24 años, genera riesgo de sordera 30 años antes de lo habitual.

La aparición intermitente de un zumbido en uno o ambos oídos, así como la dificultad para entender o identificar palabras en una conversación, son las primeras manifestaciones de pérdida progresiva de la audición, por lo que es necesario acudir al médico.

Lamentablemente, explicó Carolina Jasso Pérez, especialista en Audiología, Otoneurología y Foniatría, las personas no están acostumbradas a cuidar sus oídos, se exponen a niveles de ruido muy elevados y no acuden al especialista hasta que se dan cuenta de que tienen daño auditivo, el cual en ocasiones puede revertirse con medicamento y si el daño está avanzado, no queda más que recurrir a aparatos auditivos.

El sonido es energía mecánica que se convierte en energía eléctrica al pasar por la estructura del oído, y llega al nervio auditivo, pasa al tallo cerebral y llega a la corteza auditiva, en un proceso muy complejo, uno de los principales activadores del sistema nervioso.

“Para que una persona pueda escuchar normalmente, todas esas estructuras deben estar íntegras. Nuestro sistema auditivo tiene conexiones con áreas que se relacionan con los sentimientos, las emociones, incluso se liberan neurotransmisores cuando percibimos sonidos y pueden provocar fatiga auditiva, molestia.

“Esto deriva una cascada de procesos donde se libera cortisol, una de las principales hormonas relacionadas con el estrés, dijo, al señalar que el ruido intenso y prolongado primero daña al oído interno, donde hay células externas, las primeras en dañarse, y células internas que tienen terminaciones nerviosas y al ser estimuladas provocan la descarga eléctrica que el cerebro interpreta como sonidos.

FUENTE: vanguardia

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