La pérdida auditiva puede ocurrir a cualquier edad. Sin embargo, la deficiencia auditiva al nacer, o la que se desarrolla en bebés y niños pequeños, causa preocupación adicional. Puede provocar problemas del desarrollo si no se reconoce y se trata de manera temprana, ya que una audición normal es necesaria para comprender el lenguaje hablado y para hablar de forma clara en el futuro.
Si su hijo experimenta una deficiencia auditiva durante la infancia y la niñez temprana, se necesita atención inmediata. Incluso una deficiencia auditiva temporal pero significativa durante este periodo puede hacer que sea muy difícil para el niño aprender el lenguaje hablado o los patrones del habla.
Causas de la deficiencia auditiva en niños
La mayoría de los niños experimentan una pérdida auditiva leve cuando se acumula líquido en el oído medio debido a la congestión, los resfriados o las infecciones en el oído. Esta pérdida auditiva suele ser solamente temporal; la audición normal comúnmente regresa una vez que la congestión o la infección mejoran y la trompa de Eustaquio (que conecta el oído medio con la garganta) drena el líquido remanente hacia la parte posterior de la garganta.
En muchos niños, quizás en 1 de cada 10, el líquido permanece en el oído medio después de una infección de oído debido a problemas con la trompa de Eustaquio. Los niños que tienen este problema no oyen tan bien como lo hacen normalmente los niños. Debido a esto, a veces tardan más tiempo en hablar.
El tipo de deficiencia auditiva permanente que siempre afecta el desarrollo normal del habla y el lenguaje es mucho menos común. La deficiencia auditiva permanente varía de leve o parcial a completa o total.
Tipos de audición o deficiencia
Pérdida auditiva conductiva
Cuando un niño tiene una deficiencia auditiva conductiva, puede haber una anomalía en la estructura del canal auditivo externo o el oído medio. O puede haber una gran cantidad de cerumen (cera) alojada en el canal auditivo. Otra causa posible es que haya líquido en el oído medio que interfiere con la transferencia del sonido.
Pérdida auditiva neurosensorial (también llamada sordera nerviosa)
Este tipo de deficiencia auditiva es causada por una anomalía del oído interno o de los nervios que transportan mensajes sonoros desde el oído interno al cerebro. La deficiencia puede estar presente al nacer u ocurrir en cualquier momento después del nacimiento. Incluso si no hay antecedentes familiares de sordera, la causa suele ser genética. Con frecuencia, los padres y otros miembros de la familia no se ven afectados porque cada uno de los padres es solamente un portador de un gen de pérdida auditiva.
O, si la madre tuvo rubéola (sarampión alemán), citomegalovirus (CMV), toxoplasmosis u otra enfermedad infecciosa que afecta el oído interno durante el embarazo, el feto podría haberse infectado y, como resultado, podría tener una pérdida auditiva. La deficiencia también puede deberse a una malformación del oído interno.
Estos son signos de deficiencia auditiva a los que debe estar atento
Póngase en contacto con su pediatra en los siguientes casos:
- Su hijo no se sobresalta con los ruidos fuertes al mes de edad o no se dirige hacia la fuente de un sonido a los tres o cuatro meses de edad.
- No nota su presencia hasta que le ve.
- Se concentra en hacer gárgaras y otros ruidos que generen una vibración que puede sentir, en lugar de experimentar con una variedad amplia de sonidos de vocales y consonantes.
- Hay un retraso en su habla o cuesta entenderlo, o no dice palabras sueltas como «papá» o «mamá» entre los 12 y los 15 meses de edad.
- No dice de cinco a 10 palabras a los 18 meses.
- No une de dos a tres palabras a los dos años.
- Su habla no puede entenderse el 50 por ciento de las veces a los dos años y medio.
- No siempre responde cuando le llaman. (Esto generalmente se confunde con falta de atención o resistencia, pero podría ser el resultado de una deficiencia auditiva parcial).
- Parece escuchar algunos sonidos, pero no otros. (Algunas deficiencias auditivas afectan solo los sonidos agudos y/o algunos niños tienen una pérdida auditiva en un solo oído).
- Parece que no solo oye mal, sino que también tiene dificultad para mantener la cabeza erguida o tarda en lograr sentarse o caminar sin sostenerse. (En algunos niños con deficiencia auditiva neurosensorial, la parte del oído interno que proporciona información sobre el equilibrio y el movimiento de la cabeza también está dañada).
El diagnóstico precoz es fundamental
La deficiencia auditiva debe diagnosticarse lo antes posible, para que su hijo no se retrase en el aprendizaje del lenguaje, que es un proceso que comienza el día en que nace. Por eso, antes de que el bebé se vaya del hospital a casa después del nacimiento, se le realiza una evaluación auditiva para recién nacidos formal. Sin embargo, en cualquier momento durante la vida de su hijo, si usted o su pediatra sospechan que tiene una deficiencia auditiva, insista en que le realicen una evaluación formal de la audición de inmediato. Algunos médicos de familia, pediatras y clínicas de atención pediátrica pueden realizar pruebas para detectar una pérdida auditiva o líquido en el oído medio. Si se detecta una deficiencia, es posible que deriven a su hijo a un audiólogo (especialista en audición) y/o un otorrinolaringólogo, es decir, un médico de oído, nariz y garganta (ENT, por sus siglas en inglés).
Tipos de exámenes de la audición para niños
Pruebas auditivas del tronco encefálico y emisiones otoacústicas
Si su hijo tiene menos de seis meses, no puede cooperar en un examen de audición o comprenderlo, o tiene retrasos importantes del desarrollo, es posible que le realicen una de las dos pruebas que hay disponibles. Son similares a las pruebas realizadas durante las evaluaciones auditivas para recién nacidos. Son indoloras y pueden tardar entre cinco minutos y una hora.
- La prueba de respuesta auditiva del tronco encefálico (ABR, por sus siglas en inglés) mide cómo responde el cerebro al sonido durante el sueño profundo. Se reproducen clics o tonos en los oídos del bebé a través de auriculares blandos, y electrodos que se colocan en la cabeza del bebé miden la respuesta del cerebro. Las ABR se realizan durante el sueño natural en bebés menores de tres o cuatro meses de edad. Los bebés mayores y los niños pequeños deben estar sedados para someterse a una ABR.
- La prueba de emisiones otoacústicas mide las ondas sonoras producidas por el oído. Se coloca una sonda pequeña apenas adentro del canal auditivo del bebé, que luego mide la respuesta cuando se reproducen clics o tonos en el oído del bebé. Por lo general, los bebés y los niños pequeños no necesitan estar dormidos ni sedados para este examen de evaluación breve. Se puede realizar a cualquier edad.
Audiometría conductual
- La audiometría conductual o audiometría de respuesta condicionada se puede realizar con un bebé cooperativo de tan solo seis meses de edad. Esta prueba utiliza una combinación de estímulos visuales y auditivos. Puede determinar los niveles de audición específicos para una frecuencia (aunque no específicos para un oído) en bebés y niños pequeños.
- La audiometría conductual formal puede determinar los niveles de audición y la función del tímpano en cada oído. Esto se realiza mediante el uso de auriculares blandos que envían sonidos y palabras al oído. Por lo general, es bien tolerada por los niños en el rango de edad de tres a cinco años.
Si, mediante estas pruebas, se determina que es posible que su bebé tenga una deficiencia auditiva, se debe realizar una evaluación auditiva más exhaustiva lo antes posible para confirmar el diagnóstico. Incluso una pérdida auditiva leve puede afectar la audición general y debe diagnosticarse y tratarse adecuadamente.
Tratamiento para la deficiencia auditiva
El tratamiento de una deficiencia auditiva dependerá de su causa. Si se trata de una audición conductiva leve causada por líquido en el oído medio, es posible que el médico simplemente recomiende que se le vuelva a realizar la prueba a su hijo en unos meses para ver si el líquido ha desaparecido por sí solo. Los medicamentos como los antihistamínicos, descongestivos o antibióticos no son eficaces para eliminar el líquido del oído medio.
Tubos de ventilación
Si la audición no mejora en un período de tres meses y sigue habiendo líquido detrás del tímpano, el médico puede recomendar la derivación a un especialista en ENT. Si el líquido persiste y hay suficiente deficiencia auditiva conductiva (aunque sea temporal) por el líquido, el especialista puede recomendar drenar el líquido por medio de tubos de ventilación. Estos tubos se insertan quirúrgicamente a través del tímpano. Esta es una operación menor y tarda aproximadamente 15 minutos, pero su hijo debe recibir anestesia general para que se realice correctamente.
Incluso cuando estos tubos están colocados, pueden ocurrir infecciones futuras. Pero los tubos ayudan a reducir la cantidad de líquido y disminuyen el riesgo de que su hijo tenga infecciones reiteradas. Si la causa de la pérdida auditiva fue puramente el líquido, también mejorarán la audición.
Audífonos
Si una pérdida auditiva conductiva se debe a una malformación del oído externo o medio, un audífono puede restaurar la audición a niveles normales o casi normales. Sin embargo, un audífono funcionará solo cuando se esté usando. Debe asegurarse de que esté encendido y funcionando en todo momento, especialmente si el niño es muy pequeño. Se puede considerar realizar una cirugía reconstructiva cuando el niño sea mayor.
La colocación temprana de audífonos para bebés con deficiencia auditiva es importante para darles la posibilidad de que conozcan el sonido y el lenguaje. La exposición temprana al lenguaje hablado o visual (de señas) tiene un impacto muy positivo en el desarrollo del lenguaje. En los niños con deficiencia auditiva neurosensorial de leve a moderada, los audífonos pueden mejorar tanto la audición que la mayoría pueden desarrollar un habla y un lenguaje hablado normales.
Implantes cocleares
Si su hijo tiene una deficiencia auditiva grave o profunda en ambos oídos y los audífonos no le proporcionan ningún beneficio, o el beneficio es muy pequeño, podría ser un candidato para implantes cocleares. Si su familia está considerando un implante para un niño cuya pérdida auditiva ocurrió al nacer, las mejores posibilidades de que desarrolle un habla y una audición útiles se logran con la colocación temprana de los implantes (idealmente, al año de vida) en lugar de la colocación tardía (cuando tiene más de tres años).
La mayoría de los niños con un desarrollo típico que reciben implantes cocleares de forma temprana, junto con una terapia intensiva después de la cirugía, pueden desarrollar una audición de buena a excelente y pueden recibir apoyo en un entorno educativo convencional. Además, casi todos los niños con implantes cocleares adquieren un mejor conocimiento de los sonidos en su entorno.
Aprender a comunicarse
Los padres de niños con pérdida auditiva neurosensorial suelen estar más preocupados acerca de si su hijo aprenderá a hablar. La respuesta es que, si bien realizar la implantación coclear en el momento óptimo mejorará en gran medida las posibilidades de que aprenda el lenguaje hablado, es posible que no todos aprendan a hablar con claridad. Sin embargo, a todos los niños con una pérdida auditiva se les puede enseñar a comunicarse. Algunos niños aprenden a leer bien los labios, mientras que otros nunca dominan completamente esa habilidad.
Más allá del lenguaje hablado
Tenga en cuenta que el habla es solo una forma de comunicación. Para los niños que no mejoraron lo suficiente con los audífonos o los implantes cocleares como para desarrollar el lenguaje hablado, o para aquellas familias que han optado por no perseguir ese objetivo, el lenguaje de señas es otro tipo de comunicación que se puede aprender. Si su hijo está aprendiendo el lenguaje de señas, usted y su familia inmediata también deben aprenderlo. De esta manera podrá enseñar, felicitar y consolar a su hijo y reír con él. Anime a sus amigos y familiares a que también aprendan a comunicarse con señas. El lenguaje escrito también es muy importante, porque es la clave para el éxito educativo y profesional futuro.
FUENTE: healthychildren.org