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¿Cuáles son los primeros síntomas de la pérdida de audición?

La sordera y la pérdida de audición están muy extendidas y se dan en todas las regiones y países. En la actualidad, más de 1.500 millones de personas (casi el 20% de la población mundial) viven con pérdida de audición; 430 millones de ellas padecen una pérdida de audición discapacitante. Se prevé que en 2050 podría haber más de 700 millones de personas con pérdida de audición discapacitante

Se dice que una persona tiene pérdida de audición si no es capaz de oír tan bien como alguien con audición normal, es decir, umbrales de audición de 20 dB o mejores en ambos oídos.

Síntomas de la pérdida de audición

Puede ser leve, moderada, moderadamente grave, grave o profunda, y puede afectar a uno o a ambos oídos. Las principales causas de pérdida son la pérdida congénita o de aparición temprana en la infancia, las infecciones crónicas del oído medio, la pérdida inducida por el ruido, la pérdida de audición relacionada con la edad y los fármacos ototóxicos que dañan el oído interno.

¿Cuáles son los primeros síntomas de la pérdida de audición?

Las repercusiones de la pérdida de audición son amplias y pueden ser profundas. Entre ellas, la pérdida de la capacidad de comunicarse con los demás retrasa el desarrollo del lenguaje en los niños, lo que puede provocar aislamiento social, soledad y frustración, sobre todo entre las personas mayores con pérdida de audición.

Muchas zonas carecen de adaptaciones suficientes para la pérdida, lo que afecta al rendimiento académico y a las opciones de empleo. Los niños con pérdida de audición y sordera en los países en desarrollo rara vez reciben algún tipo de escolarización. La OMS calcula que la pérdida no tratada cuesta a la economía mundial 980.000 millones de dólares al año debido a los costes del sector sanitario (excluido el coste de los dispositivos auditivos), los costes del apoyo educativo, la pérdida de productividad y los costes sociales.

La sordera se extiende por el mundo

La sordera y la pérdida de audición están muy extendidas y se dan en todas las regiones y países. En la actualidad, más de 1.500 millones de personas (casi el 20% de la población mundial) viven con pérdida de audición; 430 millones de ellas padecen una pérdida de audición discapacitante. Se prevé que en 2050 podría haber más de 700 millones de personas con pérdida de audición discapacitante.

En todo el mundo, 34 millones de niños padecen sordera o pérdida de audición, de los cuales el 60% de los casos se deben a causas evitables. En el otro extremo de la vida, aproximadamente el 30% de las personas mayores de 60 años tienen pérdida de audición.

Muchos de los efectos de la pérdida pueden mitigarse mediante la detección precoz y las intervenciones. Entre ellas se incluyen programas educativos especializados e instrucción en lenguaje de signos para niños pequeños y sus familias. Las tecnologías de apoyo, como los audífonos, los implantes cocleares, los subtítulos y otros dispositivos, pueden ayudar a las personas con pérdida de audición a cualquier edad. También pueden beneficiarse de la logopedia, la rehabilitación auditiva y otros servicios relacionados.

Los países de ingresos bajos y medios soportan una carga desproporcionada por la pérdida. La OMS calcula que la producción mundial de audífonos sólo cubre el 3% de las necesidades de estos países.

¿Qué se puede hacer para prevenir la pérdida de audición?

La OMS calcula que el 50% de las pérdidas de audición pueden prevenirse con medidas de salud pública. Algunas estrategias de prevención se centran en elecciones individuales de estilo de vida, como la exposición a sonidos y música fuertes o el uso de equipos de protección, como tapones para los oídos. A ello puede contribuir la aplicación de normas de audio para sistemas y dispositivos de audio personales.

Es posible reducir aún más la pérdida mediante cribados e intervenciones tempranas en la infancia, incluida la aplicación de tecnologías de asistencia u opciones quirúrgicas. Los cribados también pueden evitar el uso de fármacos perjudiciales en casos de alto riesgo.

El sarampión, la meningitis, la rubéola y las paperas

La pérdida de audición y la sordera también pueden producirse como complicación de otras enfermedades como el sarampión, la meningitis, la rubéola y las paperas. La labor de prevención de estas enfermedades mediante programas de vacunación e higiene puede tener un impacto beneficioso en las tasas de pérdida y sordera. Vacunar a las adolescentes y a las mujeres en edad reproductiva contra la rubéola antes del embarazo, y prevenir las infecciones por citomegalovirus en las embarazadas, puede reducir el riesgo de que nazcan bebés con pérdida de audición congénita o sordera.

FUENTE: diario16

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